Decía el premio Nóbel Günter Grass que para él los cementerios “siempre han tenido un atractivo. Ellos están bien mantenidos, libres de ambigüedad, lógicos, viriles, y vivos”. Con No digas nada, el libro que no es una novela, no termina de ser un ensayo y es un magnífico trabajo encuadrado dentro del género periodístico, podría suceder lo mismo, es un libro libre de ambigüedad. El libro definitivo para entender el conflicto del Ulster, las entrañas del IRA y la respuesta británica al conflicto. Un relato que abarca desde el inicio de los Troubles hasta nuestros días. Editado por Reservoir books. Leí este libro en formato electrónico, en mi caso con Kindle de Amazon.
Sinopsis de No digas nada.
Aunque la mayor parte del hilo argumental del libro es de sobra conocido por cualquier lector que haya seguido mínimamente los acontecimientos sobre el conflicto en Irlanda del Norte, se va a tratar de contar el resumen de No digas nada de un modo en el que nadie pueda acusarnos de desvelar ningún detalle importante.
Las hermanas Price, sobre todo Dolours Price, marcan el paso de esta obra. Estamos ante dos mujeres que acuden a una manifestación pacífica y son vapuleadas, junto con el resto de manifestantes, por los unionistas liderados por Ronald Bunting, un orangista, conocido como Comandante y fiel seguidor de Ian Paisley (de quien hablamos en la crítica de la película sobre el conflicto norirlandés El viaje), que esperan agazapados para tender una emboscada. Nada sucedió, no hubo consecuencias.
Aunque puede que la persona que pateó a Dolours Price en el puente de Burntollet viviera ajena a quién era la damnificada, no fue del todo consciente de que con su agresión prendió la llama de una de las mayores leyendas del IRA provisional, “Yo jamás voy a convertir a esta gente”, se dijo. Javier Marías la define en Tomas Nevison, libro del que pronto tendréis reseña, como “portentosa”. Su hermana Marian le acompañaría en su travesía durante algunos periodos de su vida. Fueron universitarias correctas, pero en activo, sufrieron las habladurías de otras facciones de la lucha republicana irlandesa, pero no variaron sus ideales.
Para tratar de paliar la fogosidad terrorista el gobierno británico decretó una suerte de estado de excepción permanente llamada Special Powers Act. Con ella dio carta blanca a sus fuerzas y cuerpos de seguridad para impartir justicia a su manera. En vigor desde 1922, suponía un salvoconducto para una respuesta paramilitar y policial auspiciada por el Reino Unido. Se trataba de otro tronco de leña que azuzaba el fuego.
Pero si hay un relato que constituye el hilo conductor es la desaparición, ante muchos de sus diez hijos, de Jean McConville. McConville católica y viuda, vivía en el popular (no por famoso sino por humilde) barrio de Divis Flats, 12 bloques de viviendas conectados entre sí donde las escaramuzas y redadas no eran infrecuentes. Era, en palabras del autor “un bastión de la resistencia armada” donde “la cadena” funcionaba, una suerte de trabajo en equipo para esconder armas entre todos los vecinos. Jean tenía en ese momento 38 años y aunque no se esclareció nunca del todo lo sucedido, todos tenían claro en el barrio que estaban ante una represalia del IRA.
Sobre la desaparición de Jean McConville se impuso la ley del silencio en Irlanda del Norte. Los unos por miedo, los otros por no querer parecer entrometidos, otros por lealtad ciega al proyecto de lucha por la independencia. Mientras todos callaban los hijos eran repartidos por orfanatos o tuvieron que subsistir de cualquier manera. Un auténtico drama para los vástagos de la desaparecida.
No fue hasta 2003, los acuerdos de paz del Viernes Santo se firmaron en 1998, cuando se logró desenterrar, ante la mirada de sus hijos, todos mayores y todos marcados por aquel fatal acontecimiento del que las altas esferas del ejército republicado irlandés y su brazo político, el Sinn Fein, trataron de desvincularse hasta el final. Muchos de ellos no recordaban la cara de su madre salvo por una triste foto que quedó en su apartamento.
Radden Keefe encaja las piezas del puzzle a lo largo de todo ese periodo de tiempo, y lo hace jugando piezas fundamentales en el conflicto de Irlanda del Norte. Terroristas, policías, familiares, jerarquía de la Iglesia (siempre tan amiga de los nacionalismos), mujeres infieles durante el encarcelamiento de sus maridos, turbas justicieras, pacifistas, presos, carceleros, norteamericanos colaboracionistas, cintas de vídeo, etc. Todos con mucho que callar, todos parte del problema pero ausentes en la solución.
Durante todo el libro Patrick Radden Keefe tira de poemas y citas vinculadas a la historia de Irlanda. Me gustó mucho este fragmento de “Ulster” de Ruydard Kipling publicado en 1912:
“Se sabe, a fin de cuentas.
Ceder es perecer”.
Opinión sobre No digas nada.
En la construcción del IRA provisional, escisión del IRA auténtico, participan una serie de actores, el carismático Gerry Adams entre ellos. Sus mesiánicas homilías en prisión, su aire de intelectualidad y su mutación, así como inhibición en la asunción de responsabilidades, le darán al autor gasolina de sobra para escribir. De un modo análogo, Brendan Hughes es otro reputado miembro del IRA para el que los focos de Radden Keefe tendrán atenciones. Terroristas, oprimidos, acomplejados, victimistas, el retrato y la moneda tienen dos caras para los actores de esta obra.
Para narrar y contar el modus operandi de toda esa construcción hay una voz periodística, la del autor, que trabaja con todo lujo de detalles cómo se producían los transportes entre las dos Irlandas, cómo vivían perseguidos los máximos responsables de los Provos o qué medidas empleaban para evitar detenciones.
Pero no es sólo una novela, o un ensayo, o un trabajo periodístico sobre la parte republicana. El relato ahonda en el funcionamiento de las cárceles británicas en los años más duros, las torturas, la represión ante los atentados, los métodos, ortodoxos o no, empleados por paramilitares o policías unionistas quedan perfectamente relatados en un libro que debería sonrojar a ambos bandos.
El lector puede esperar que Radden Keefe vaya a construir una novela, y en parte edifica un relato que bien pudiera colar como tal. Lo magnífico y asombroso de No digas nada es que no estamos ante una novela, es un relato construido a partir de cientos de citas fidedignas, extraídas de archivos, de la prensa, de libros y de otros documentos valiosísimos como entrevistas con implicados que se decidieron a hablar movidos por la insatisfacción ante los acuerdos de paz o por otros motivos que deberíais descubrir vosotros mismos.
Estamos ante un libro que no dejará indiferente a nadie, pero, sobre todo, que aúna historia, crónica política, biografía de personajes relevantes del siglo XX, no sólo para las dos Irlandas, sino también para el Reino Unido, y que pone ante el espejo la cara más amarga del patriotismo radical, del terrorismo y de la represión por parte de los aparatos del Estado, en este caso británico.
Aunque las comparaciones son odiosas, este libro deja en evidencia al terrorismo de ETA. Sin quererlo Radden Keefe narra prácticas, discursos, relatos de la post verdad que luego se intentaron trasladar, con mayor o menor éxito, al conflicto vasco. Pocas referencias se hacen al mismo, pero para quienes lo vivimos no es difícil ver ciertos paralelismos.
No es mi primera incursión en el conflicto de Irlanda del Norte, un conflicto sobre el que se han publicado decenas de libros, películas o canciones. Películas como The Journey, Juego de lágrimas o En el nombre del padre. Libros como El sueño del celta y canciones como Give Ireland back to the Irish aportan luz, épica o un poco de todo, sobre este conflicto histórico.
Pero no hemos venido a hablar de mi libro, sino de No digas nada. Y estamos ante un trabajo de investigación tan exquisito, ante un libro tan valiente, que desenmascara a traidores y a hombres de paz y que arroja luz sobre un crimen tan sórdido como cobarde.
Lo mejor de este libro es que con la excusa del asesinato de Jean McConville, si se me permite frivolizar sobre este crimen, Radden Keefe indaga en todo un periodo de la historia con una imparcialidad apabullante. La narrativa de no ficción llevada a la genialidad y respaldada por más de 150 páginas de notas y referencias con las que nadie, ni los más fervientes defensores de uno u otro bando, deberían rechistar si fueran algo objetivos.
Con No digas nada he quedado asombrado por personajes históricos como Brendan Hughes, Dolours Price o Gerry Adams. Sobre ellos no os voy a adelantar nada. Pero merece la pena aprender y leer sobre las vidas de estos tres personajes antes, durante y después del conflicto. Su amistad, en lo que acabó. Todo ello en No digas nada.
La verdad, ha sido toda una lección de historia y un reflejo de cómo las personas evolucionan, o involucionan, y con ellas sus ideales. De cómo las leyendas o las personalidades mediáticas tienen siempre una cara de la moneda que no suele estar al alcance de la mayoría de mortales. Y ello añade aún más valor al trabajo de este valiente periodista.
Valoración: 9.
Ficha técnica de No digas nada.
Nº de páginas: 544.
Editorial: Reservoir books
Idioma: de lectura: Castellano. Original: Inglés.
Encuadernación: Tapa blanda. Aunque en mi caso lo leí en formato Kindle y lo vi en librería con tapa dura.
ISBN: 9788417910556
Año de edición: 2020.
Año de publicación: 2019 en Estados Unidos.
Traductor: Ariel Font Prades.
Fecha de lanzamiento en España: 10/09/2020
Sobre Patrick Radden Keefe.
Aunque para la mayoría de nosotros, Patrick Radden Keefe sea un desconocido, estamos ante un periodista con un currículum nada desdeñable. Es periodista en plantilla en The New Yorker, autor de otros libros, como Chatter (2006) y The Snakehead (2009). Premiado por trabajos previos, con artículos publicados en The New York Times Magazine, Slate y The New York Review of Books. Becado por la fundación Guggenheim y la New America Foundation.
Premios y menciones recibidas por No digas nada.
Estamos ante un libro que ha recibido decenas de premios y reconocimientos. Entre ellos el de mejor libro del año 2019 según The New York Times,The Washington Post,The Times y Time Magazine. En el ámbito español también El país, El mundo y El periódico lo reseñaron entre los mejores libros del año de la pandemia, ya en 2020. Premio National Book Critics Circle award, Premio Orwell y finalista del National Book Award.