Aunque con los años estoy experimentando un cambio en mis gustos personales de lectura, si hace años me hubieran dicho que leería un ensayo filosófico, y, además, político, hubiera respondido que no estaba para bromas. Pero sí, Sant Jordi trajo “Estudios del malestar” a mi mesita de noche, un ensayo filosófico de José Luis Pardo que da una vuelta de tuerca más a los populismos, a su generación y al movimiento que hoy en día representan, no sólo a nivel local, sino también a nivel global.
Estudios del malestar se publicó por la editorial Anagrama en 2016. Para quien no le conozca, José Luis Pardo no es un desconocido o un jovencito que acaba de empezar. Posee un extenso currículum e historial de publicaciones. Es catedrático de filosofía de la Universidad Complutense de Madrid. Colabora con el diario El País y ha publicado una veintena de libros desde 1977, siendo los más relevantes Esto no es música, Ética de lo peor, Palabras cruzadas (que escribió con Fernando Savater) o La regla del juego. Con este último ganó el Premio Nacional de Ensayo en 2005.
El autor traza un triángulo perfecto entre la política, la filosofía y el arte. Un triángulo entre el cual se mueven los pensamientos filosóficos y políticos, partiendo del comunismo y Hegel. Pardo contesta a muchos de sus colegas con argumentos bien trazados, expone por qué el contrato social, el Estado del bienestar, y los modelos establecidos tras un siglo de revoluciones acabaron con muchas de las ansias de rebelión. Pero también acaba planteando el papel del arte en todo este embrollo. El planteamiento, por resumirlo, va de cómo las vanguardias artísticas han ido siempre intentando dejar anticuado el arte previo. Como si de una competición se tratara.
Vamos a ver si soy capaz de transmitir que es lo mejor del libro, desde el humilde punto de vista de un lector poco habituado al género ensayo filosófico-político:
Empezaría por la gran disertación entre el comunismo teórico y el práctico. Ríos y ríos de tinta hay escrito sobre esto. Rebate a muchos de sus colegas y plantea sus teorías sobre el acomodamiento de la clase trabajadora. De un modo análogo plantea una discusión sobre la sublevación y diserta sobre el tema de un modo fabuloso: cómo se generan estos movimientos, cómo se llevan a cabo, qué piensa el sublevado y qué acaba sucediendo. El ejemplo, la rebelión iraní contra el Sha de Persia.
En el ámbito más local, el planteamiento sobre lo que sucedió en España durante la transición versa sobre una paz que duró 20 años y que acabó en 1996, con el ascenso de Aznar al poder. En parte por el paso a Historia mundial, en el momento en el que caen las torres el 11 de septiembre de 2001, dejando atrás, según Pardo, toda la etapa histórica que acabó en 1989 con la caída del muro de Berlín.
Otro de los puntos fuertes del discurso de Pardo se fundamenta en la teoría hobbesiana del pacto social, amparada por Kant, que desemboca en el liberalismo como respuesta. Aunque matiza que no es una teoría filosófico- política como pueden ser el socialismo, el fascismo, etc. Se ha entendido mal este planteamiento al equiparar el liberalismo con estas corrientes.
Respecto al arte, en base a la obra de arte La Fuente de Marcel Duchamp, que consistía en un orinal, Pardo elabora su teoría: el arte como respuesta vive un proceso análogo al de la sociedad y la política en un momento en el que la política es esteticista. Vive de la estética. Se puede empezar a debatir sobre la autenticidad o inautenticidad de las instituciones políticas, del arte, de los museos, pero no hay una instancia política que legitime dichos movimientos.
El populismo, como “nueva concepción”, no como el anteriormente vivido con Stalin, Perón, Mussolini o Lenin es diferente. No sólo como plantea Laclau en Una razón populista, sino, en este siglo XXI, con los actores cambiantes y cambiados, se tienen que generar nuevos enemigos. Pocos argumentos, significantes vacíos que pasan de la izquierda a la derecha, del comunismo francés a Le Pen. Aquí Pardo enfrenta a Laclau y Hobbes al hablar de la necesidad que tienen los movimientos políticos de tener muchos amigos.
Por último, y no menos destacable, Pardo acaba planteando que el actual populismo es la liquidación de la política: Trump, Maduro, el 15-M. Que no es una nueva realidad política, sino una posición filosófica acerca de la realidad de la política en general, una tesis ontológica sobre la naturaleza (populista) de la política. Por tanto, ante su planteamiento inicial de la crisis de los filósofos, Pardo ve un camino de esperanza para la filosofía y los filósofos en el siglo XXI.
Bajo mi punto de vista, y sin tener mucha idea sobre el género, el ensayo está muy bien hilado y argumentado. Los hechos, las teorías que se enfrentan, se plantean de un modo inteligible por cualquiera que tenga un poco de nociones históricas y filosóficas. Sus razonamientos siempre abarcan las dos partes, lo cual dota de más calado el mensaje de Prado. Un ensayo recomendable si os interesa entender un poco mejor lo que nos sucede hoy día. Valoración: 8.
Buenas noches y buena suerte.
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