Si hay una película que me ha sorprendido en los últimos tiempos esa es “Amores asesinos” (2013), dirigida por John Krokidas y protagonizada por Daniel Radclife interpretando el personaje de Allen Ginsberg, Dane DeHaan, interpretando a Lucien Carr y Michael C. Hall como David Kammerer.
Tropezamos sin pretensiones con una película de aire independiente, aunque no excesivamente, que cosechó alguna nominación en círculos del cine indie como el Festival de Sundance, donde formó parte Sección oficial largometrajes a concurso, en el año 2013. Ese mismo 2013 en el Festival de Toronto (TIFF) la película fue Nominada al Premio del Público (Mejor película). Por su parte, Dane DeHaan se llevó un Premio Gotham al Mejor nuevo actor.
La historia, que mezcla historia de la literatura (contada a través del cine) y una manera de ver la vida, está basada en hechos reales y arranca con la llegada de Ginsberg, un joven judío en la Universidad de Columbia (Estados Unidos). Es en ese momento de su joven existencia cuando conoce a Lucien Carr y, de algún modo nació la generación Beat. Carr introduce a Ginsberg en un mundo completamente bohemio de literatura, arte y transgresión. Es en ese momento cuando Ginsberg conocerá a Kammerer, un posesivo conserje que resulta ser pareja de Carr. Se unen en ese momento al grupo los otros dos precursores de su brillante generación: William Burroughs (Ben Foster) y a Jack Kerouac (Jack Huston).
Todos ellos formaron y arrancaron una brillante y vitalista generación de creativos: la generación Beat. Sus ideales: vivir el presente sin pensar en exceso, crear, escribir y debatir sobre una cultura y una enseñanza académica demasiado encorsetada en un momento crucial del siglo XX, con la II Guerra Mundial en uno de sus momentos cumbres toda una generación de norteamericanos se verá entre la espada y la pared.
La historia de amor entre Carr y Kammerer, y su tortuoso final, un asesinato que les costó la cárcel a Carr, Borroughs y Kerouac, marcará el nacimiento de no sólo una generación, sino también de uno de los mitos sobre los que más se ha escrito y especulado durante años. Os recomiendo leer este artículo publicado en el diario El País en 2008 “El crimen escrito de Kerouac y Burroughs”.
Con Ginsberg como protagonista de la historia se construye el drama cinematográfico, una brillante aproximación a una historia fascinante. Un ritmo genial con la mezcla de “vueltas atrás” y efectos que emulan el pensamiento del propio escritor.
Una agradable sorpresa cinematográfica. Un círculo genial en torno a una historia tan real como apasionante acompañada de una fotografía muy cuidada a cargo Reed Morano. Aunque la cinta no cosechó grandes críticas, hay que reconocer que puede que no es una película para llegar al gran público, os la recomiendo. Por esa mezcla que tienen las grandes historias y el cine. Espero vuestras opiniones, a ver si os agrada tanto como le gustó como a servidor. Es una película ideal para ver en casa. Valoración: 7,5.
Algunas cosas, una vez que las has amado, se vuelven tuyas para siempre. Y si intentas dejarlas ir, sólo dan vuelta hacia atrás y vuelven a ti. Se convierten en parte de lo que eres.
Allen Ginsberg.
Buenas noches y buena suerte.
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