Mucho se ha escrito sobre “La dolce vita” desde que se estrenó en 1960. Lejos de pretender redescubrir esta emblemática película italiana hoy os traemos un repaso por una serie de escenas claves, y magníficas, que hacen de esta cinta un imprescindible en la vida de cualquiera que ame el cine, como nosotros. Un must see que dirían los ingleses. Muchos de vosotros abandonaréis esta entrada por no haber visto la película, en tal caso os animo a hacerlo y a que guardéis en un mail, en vuestro pocket, en el flipboard, en el botón de favoritos o a través de cualquiera de esos cajones de sastre en los que confiamos nuestras lecturas faltos de tiempo en esta vida inútilmente ajetreada.
“La dolce vita”, dirigida por el universal Federico Fellini, con guión escrito por él mismo, junto con Tullio Pinelli, Ennio Flaiano y Brunello Rondi, fue protagonizada por Marcello Mastroianni, Anita Ekberg, Anouk Aimée, Yvonne Furneaux, Alain Cuny, Nadia Gray, Annibale Ninchi, Margali Noel, Lex Barker, Jacques Sernas y Adriano Celentano entre otros. Han transcurrido 55 años desde su estreno, y, sin embargo, la historia no pierde vigencia. Trata la vida desordenada de un periodista del corazón, Marcello, introducido en círculos influyentes y de alto copete de la alta sociedad romana de los 60. Marcello trasnocha a la caza de noticias, tapando sus miserias personales y familiares a través de fiestas con lo más variopinto de la sociedad.
Leíamos no hace mucho de la intención de alguna productora ávida de recaudaciones fáciles de preparar un remake de “La dolce vita”. Como no tenemos la fuerza moral, ni el poder para evitarlo, les vamos a sugerir que al menos respeten la esencia de esta auténtica obra de arte. Es normal, en vista de otros remakes, temerse lo peor. Lleno de momentos emblemáticos en la historia del cine, la selección que os hemos preparado, y que contiene spoilers, para que nadie se queje después, pasa por estos 10 momentos, que, para servidor, convierten a “La dolce vita” en una de las películas imprescindibles y más grandes de la Historia del Cine:
- La aparición de Marcello y Maddalena en casa de la prostituta tras huir de la prensa rosa. Que dos amantes paguen a una prostituta por ocupar la habitación de su piso en las afueras de Roma no deja de tener su gracia. Máxime cuando la prostituta queda totalmente al margen del juego de los amantes, para disgusto del chulo.
- La impactante llegada de Sylvia Hank al aeropuerto. Con los reporteros de la prensa rosa empujándose entre ellos, alguien ofrece a Sylvia una porción de pizza que la musa del momento, la bella Anita Ekberg prueba coqueteando con las cámaras y los flashes. El productor disfruta encantado de la llegada de la rubia más impactante que va a frecuentar Roma en esos días.
- Otro de los momentos de lucimiento personal de Sylvia es, sin duda, la continuación del juego de la actriz con la prensa durante su conferencia de prensa. Mientras Marcello llama a su casa, Robby aparece en la rueda de prensa completamente borracho. El brillo desenfrenado de la bella Sylvia prosigue en su subida a la cúpula del Vaticano. Un canto al esplendor de la belleza de Anita Ekberg. A la juventud, a la belleza. El juego de planos en la escalinata y cómo su sombrero vuela en lo alto con la plaza de San Pedro al fondo.
- La fiesta de esa noche es otro de los momentos cumbre del cine. Pero si he de escoger un momento en toda la fiesta, este es, sin duda, la llegada de Frankie al evento. Un Frankie, retrato del vividor, que pide “Caracas” y desata un auténtico desenfreno colectivo. Seguido, a posteriori, por el rock&roll con baile y el enfado posterior de Robby. En este punto, y como cantan los Sidonie, el sinvergüenza Mastroianni cae rendido a los encantos de Sylvia. Huyen alocadamente y Fellini nos regala, en este punto, varios de los momentos culmen del cine de todos los tiempos. Marcello entrega sus armas en inglés “Sylvia, I never find a woman like you” con aullido de un perro y sin respuesta posterior por parte de Sylvia. Tras un recorrido en coche por Roma se apean del vehículo para que acontezca la mágica aparición de Sylvia y el gatito en la Fontana di Trevi. Una de las escenas más famosas de la historia del cine. “Marcello, come here. Hurry up”. Como en lo más alto del deseo de Marcello la fuente se apaga. Cuando Sylvia llega al hotel se produce el sonoro bofetón de Mr. Robert. Y el posterior encuentro de este con Marcello. Como en la vida real, en todo triángulo amoroso siempre hay un triunfador y un perdedor.
- La escena bajo la lluvia en la que los niños iluminados corren a ver la supuesta aparición de la Virgen entre el histerismo de curiosos. Paparazzo, otro de los regalos que hizo Fellini a la historia del Cine, haciendo fotos como un loco y la pelea por llevarse una rama del árbol en el que se manifiesta la madre de Dios. Un símil del histerismo religioso y una crítica velada hacia la fanática devoción de la Italia de esa época. En medio del caos Marcello busca a una Emma al borde de un ataque de nervios.
- La visita al cabaret de Marcello y su padre. Para mí uno de los momentos más deliciosos de la película. El payaso que toca la trompeta y mueve los globos. La fanfarronería del padre de Marcello y la vedette coqueteando con él mientras deja en evidencia a su hijo. El desencuentro de padre e hijo y los lamentos del segundo por no conocer al primero, desnudan al canalla Marcello ante una infancia difícil.
- La fiesta en el castillo del prometido de la bella sueca. Con gente tan estrafalaria como el tercer hijo “que no pinta lo más mínimo”, la abuela o Federica “la loba”, a quien le encanta amamantar niños. La aparición de Maddalena y su juego con el pobre Marcello, a quien le devuelve su juego anterior, y la posterior sesión de espiritismo. El mayor contraste de este momento de la historia se produce durante el amanecer, con la princesa madre yendo a misa mientras vuelven de la fiesta los vividores. Fellini enfrenta lo nuevo y lo viejo, los jóvenes con sus progenitores, las costumbres religiosas frente a la orgía desmedida y la fiesta sin control. Las dos Italias, los dos mundos de los 60.
- Tras ella, acaece otra de mis escenas favoritas, por el entorno, por la ambientación, por la fotografía y, sobretodo por los diálogos. La escena de Emma y Marcello en la carretera con la luz de los focos de fondo “Eres un gusano, un miserable, acabarás solo como un perro.” “Qué va a ser de tu vida”. “Esto no es amor, es basura”. Un diálogo durísimo y fortísimo del que Emma se despide con un “Tú sabes mucho de putas”.
- La llegada de la mujer de Steiner a su casa. Marcello desolado mientras el comisario intenta explicar a la señora la situación entre una nube de unos paparazzis que son totalmente ajenos ante la trajedia que acaba de suceder. Sin duda, una crítica al precio de la fama, a la insensibilidad al dolor de la prensa del corazón. Y Marcello otra vez desnudo, entre dos mundos, su trabajo y su amistad con Steiner. Su sensación de no comprender muy bien a qué dedica su vida.
- El último de los diez momentos clave es, sin lugar a dudas, la fiesta de separación de Nadia. La recién divorciada organiza una fiesta que desemboca en una orgía con desnudos, borracheras, provocaciones, insinuaciones, que culminan con el striptease de la propia Nadia. La fiesta termina con la llegada de Ricardo, el dueño de la casa, al grito de “Hijos de la gran puta”. El discurso de Marcello borracho. La cabalgata sobre Lucía a palmadas mientras le pone plumas como si fuera una gallina. La sensación de que todo vuelve al punto de partida aunque no todo vaya a volver a ser como antes. El amanecer final mientras aparece en las redes del mar una ballena en una playa casi desértica. Un final apoteósico y fantástico para una de las películas favoritas de quien os escribe.
Por cierto, su banda sonora, a cargo de Nino Rota, también es digna de mención. Si tuviéramos que escoger un elemento más, el 10+1 de los puntos enumerados, sería sin duda esa hermosa y pegadiza melodía que acompaña a Marcello a lo largo de la película.
He tratado de resumir en 10 breves puntos la grandeza de una película que sobrepasa, de largo, este humilde resumen. Como todo el arte, lo mejor es que pongáis vuestros sentidos al servicio de la obra. Que os dejéis llevar, que os dejéis encantar por Marcello, Sylvia, Emma y todos los personajes de esa fauna dirigida y filmada por uno de los directores más grandes de todos los tiempos: Federico Fellini. Una visión del mundillo y de la realidad a través de los ojos de el observador privilegiado que es Marcello. Si no la habéis visto, ya estáis tardando, si la habéis visto, volved a verla, descubrid estos 10 momentos únicos y otras decenas de ellos. Gozad con “La dolce vita”. Valoración: 8,8.
Buenas noches y buena suerte.
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