Como terapia, o autotortura, ahora que terminan las vacaciones os traemos hoy un resumen de parte de ellas. Inmersos en el Festiboda 2012, los días y el presupuesto no daban para más, así que seleccionamos la isla de Menorca como destino para descansar de lunes a viernes. Para los que no hayáis estado, la isla es pequeña, la recorre una carretera nacional con ramificaciones a otras comarcales, caminos rurales o sin asfaltar que acaban llevando a las diversas calas. Gracias a las indicaciones del bueno de Edu y de algún conocido oriundo de Menorca.
El primer día, llegando a mediodía, y estando la climatología nublada, nos situamos, comimos y luego viajamos a Cala Alaufar, tiene corrientes subterráneas de agua desde el barranco que al ser más frías producen sensaciones extrañas al detectar los cambios bruscos de temperatura durante el baño. Su principal atractivo, son las casitas de los residentes, y las casetas de los pescadores, sobre la misma costa de Cala Alcaufar, con sus espigones, que a modo de canales o railes conducen asta los portalones de las casetas donde en invierno se cobijan las barcas de los pescadores. En la boca de Cala Alcaufar hay una torre de defensa, que se puede visitar con un recorrido de poca distancia, y nula dificultad, por lo que es apropiado para hacer un paseo caminando con toda la familia.
Por la tarde visitamos Maó, que estaba en fiestas, recomendable callejear por su centro, visitar sus numerosas tiendas de todo tipo y la zona del puerto. Aprovechamos para cenar por allí, pero de la gastronomía ya os hablaremos más adelante.
En nuestra segunda jornada en la isla nos llovió, así que un resignado marido acudió a la fábrica de Mascaró para comprobar que es deporte isleño entre los turistas visitar la tienda que hay en la fábrica en medio de la isla, en la localidad de Ferreries. Cuando dejó de llover nos desplazamos a Cala Mitjana: muy bonita. Se tarda en llegar 20 minutos andando desde el parking, si es que no vais desde la parte complicada, así que fijaos bien, el camino es sencillo, si vais por un sendero menos sencillo tardaréis más de media hora, como nos sucedió. La cala es de arena blanca y entorno precioso. Por la tarde estuvimos en Cala Galdana, muy visitada por turistas extranjeros, de fácil acceso y comodidades: bandera azul, socorrista, tumbonas de alquiler…
El día siguiente viajamos hacia el norte, hasta Playa Binimela, de arena roja, desde aquí se anda hasta Cala Pregonda, una de las más famosas de Menorca, 25 min andando. Cala Pregonda es muy bonita, quizás el problema es el exceso de gente, nosotros estuvimos rodeados de familias enteras, pero vale la pena. Por la tarde nos desplazamos a la zona del faro Cavalleria, que es el que más al norte de la isla está, lo visitamos por fuera y luego fuimos a una cala de al lado muy pequeña y en la que apenas éramos 12 personas, calma total: Cala Viola de Ponent se llamaba. Después visitamos la famosa Cova d’en Xoroi para ver la puesta de sol, es un pub discoteca en un acantilado. Nosotros fuimos por la tarde a ver la puesta de sol, el sitio merece la pena, pero es un sitio guiri donde los haya, la entrada nos costo 12 euros con una consumición, la puesta se puede ver desde muchos puntos de la isla, pero mucha gente es la que va.
El último día visitamos tres calas, S’Algar, en la que apenas estuvimos, y luego dos calas a tener en cuenta: Cala Rafalet fue la primera, una cala escondida, pequeña, a la que hay que bajar por un complejo sendero hasta llegar a una pequeña zona de arena de unos 30 metros y una zona estrecha de rocas de unos 200 metros hasta mar abierto. Preciosa, minoritaria y atractiva. A mediodía aprovechamos la comida para visitar Binibèquer vell, pueblo típico de pescadores con casas blancas, se fundó hace 50 años, sus casas son artificiales pero les quedo bien. Ya por la tarde estuvimos en Cala de Binibèquer, una cala de arena blanca, amplia, bonita, aguas cristalinas y limpias. Recomendable.
Hasta aquí os podemos contar de nuestro corto viaje por la Isla de Menorca, la gastronomía vendrá en sucesivas entregas. Permanezcan atentos a sus pantallas
Buenas Noches y Buena Suerte.
El martes os prometí entrada gastronómica sobre Menorca
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