Después de tres veranos trabajando he podido constatar un fenómeno que es habitual en los municipios costeros y en aquellos que están cerca. Los consultorios médicos auxiliares se abren cada verano para dar asistencia sanitaria a los turistas y veraneantes en general de las playas valencianas, supongo que en otras comunidades sucederá lo mismo.
A su vez se da la circunstancia de que la implantación de las prescripciones por DOE (Denominación Oficial Española), más que la implantación la imposición: señoras que hace 25 años que toman una especialidad ahora han de tomar otra porque es 3 céntimos más barata, y esto no es un grupo de facebook. Pues bien, frente a este sistema marcial y espartano, la gente se crispa, el médico es colaboracionista (en muchos casos a la fuerza, en otros se venden por unos 100 eurillos anuales), la farmacia es quien tiene que explicar el problema, y llevarse la bronca, y la administración se frota las manos porque ahorra, en lugar de meter la tijera donde está el agujero real.
Pero he aquí que llega el verano, los calores, los turistas, y se abren los consultorios auxiliares, se refuerzan guardias, se quitan pediatras porque no se sustituyen, y cosas de esas que sólo sufrimos los mortales. Si usted trabaja para el Estado no sufrirá estas consecuencias, pero esto será motivo de otra entrada. El caso, que me voy por las ramas (y es que hay mucho que escribir sobre el tema), es que usted acude al consultorio auxiliar, nadie le dirá que su médico de cabecera está a 5 minutos de allí y sacará Termalgin en lugar de Paracetamol, Diamicron el lugar de Glicazida y Dianbén en lugar de Metformina, aunque su médico habitual ya le haya cambiado su tratamiento crónico habitual por un arsenal de genéricos. Y aquí no pasa nada, no vamos a incomodar a los turistas que tan amablemente vienen a darnos dineros y de paso, si se cuela algún lugareño pues eso que se lleva. Estamos en la de siempre, todos somos iguales, pero unos más que otros.
Buenas Noches y Buena Suerte.
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