Para todos los que acudimos a Mestalla el pasado domingo, entre quienes se encontraba servidor, será imborrable el recuerdo de la tarde en la que se despidió el más grande de los cerebros a quien vimos jugar con la elástica blanquinegra. Se nos fue, ya es un eterno, Baraja es leyenda, Baraja es el Valencia, y siempre lo será.
Yo estuve en Mestalla hace 8 años con el gol que nos dio media liga ante el Espanyol, qué tarde, Germán, con vértigo, subido a la valla de la grada más alta del gol norte del estadio. Imborrable el recuerdo, tan imborrable que se me sigue poniendo la piel de gallina. El vídeo que os dejo es para la historia, mala calidad pero genial:
Rubén recibió casi todo lo que se merecía, falló Llorente, quien pareció ser presa de algún revanchismo por la amistad que Pipo tiene, o tenía, con Juan Soler. El anuncio de su despedida no debió ser público a la notificación al propio interesado, por eso la pitada al presidente. Pero era la tarde de Rubén, la tarde de la leyenda, rompimos a aplaudir, rompimos a cantar y a corear su nombre, en el minuto 8. Baraja respondió: partidazo, pases elegantes, cambios de juego brillantes, es de los mejores del mundo en eso. Y el momento del cambio, el momento del adiós definitivo.
Cerró el partido una cerrada ovación de más de 10 minutos del público ante la vuelta olímpica del jugador rodeado por sus compañeros. Tranquilo por fuera, con la mirada de quien ha cumplido y solo siente agradecimiento, "Gracias" y "Os quiero", fueron sus palabras más repetidas. Vi muchas miradas empañadas, vi a mucha gente emocionada, agradecida por haber disfrutado del 8, que retiren ya su camiseta. Podrán venir otros jugadores, pero quan arribe la nit, sempre serem Baraja. Gràcies Pipo!
Buenas Noches y Buena Suerte.
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