Ágora, o como estropear una buena historia convirtiendo una película con argumento en un tostón sin ritmo. La película es una superproducción, está bien hecha, pero la historia es previsible, a la hora te parece que llevas 3 en la butaca. Como decía Boyero en El País: Llega a la cabeza pero no al corazón. Y tiene argumentos para hacerlo, lo difícil era perder ritmo, era desenganchar al espectador de una fabulosa historia, de una lección de ciencia y filosofía.
La película transcurre en el siglo IV, buen detalle introducir la historia con texto como Star Wars, en Alejandría, el ascenso del Cristianismo como religión oficial del Imperio Romano plantea una guerra de religiones, entre cristianos, judíos y paganos entregados a la ciencia, como Hipatia (Raquel Weisz), la protagonista, que a pesar de los percances se sigue preguntando sobre la estructura del sistema solar. Mientras el prefecto y un esclavo, Davo, disputan por su amor. Las luchas son cada vez más duras y la ciencia y el saber son los que salen perdiendo.
No es el peliculón que nos habían vendido, y bien vendida porque era de Amenábar (para mí sobrevalorado como director). Es una película con una buena historia pero que se pierde y en momentos sólo se salva por su protagonista, inmensa, y por la lección de filosofía que supone. Valoración: 6.
Buenas Noches y Buena Suerte.
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