Por dónde empezar es siempre una cuestión difícil, narrar los motivos que nos llevaron a decantarnos por el Aude francés, el Rosselló, todavía es cuestión más complicada, así que nos meteremos en harina por nuestro desembarco en Trausse, el pueblo en el que alquilamos una gite de France, así es como se llama la red de casas rurales con un sello de calidad.
El primer día nos desplazamos con nuestro supercoche a Lastours para ver los 4 castillos que allí hay: Cabaret, Surdespine, Quertinheux y Tour Regine. Visitarlos uno por uno es bastante laborioso, cada uno está en lo alto de una montaña, no muy alta, de una minicordillera, hay uno bastante destrozado pero los otros están bien. Al ser el primer día uno sube más a gusto y darse el minipateo por la senda, que en algunos momentos se pone divertida. Por si sois menos dados a la aventura hay un belvedere en la cima de la parte opuesta, con parking y banquitos para ir cómodamente en coche y divisar los 4 castillos de Lastours con una vista semejante a la de la foto.
Luego comenzó la primera de nuestras odiseas: comer, si alguna vez vais a la Francia rural debéis ajustaros al horario de comidas, de 12 a 14 o nada, menos mal que el primer día, que comimos en Carcassonne, fuimos a parar a un lugar repleto de españoles, en su mayoría catalanes, que nos hermanamos en pos de entender la carta. Todavía más irrisorio resulta que no te dejen entrar al Castillo de Carcassonne porque se necesita una hora, a las 17:35 cuando cierran a las 18:30, pero lo de los horarios es algo muy francés. Seguiremos desgranando nuestras aventuras de los días siguientes.
Buenas Noches y Buena Suerte.
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