Siempre he creído que la felicidad anda en saber encontrarle el jugo a las pequeñas cosas que la vida nos ofrece, los grandes logros a veces llenan pequeños vacíos. Son las pequeñas sensaciones de cada día las que nos empujan a llegar a esos logros sólo así logramos vencer a las vicisitudes del día a día.
Desde niño me crié valencianista, nunca he tenido la suerte de ser abonado, pero se me ofreció la posibilidad de ser accionista. A parte del esfuerzo económico que supone para muchos como yo, que andamos caninos, la emoción le embarga a uno cuando pasa a convertirse en dueño, aunque sea en una ínfima parte, del club de fútbol que tanto le ha dado, que tantas alegrías y disgustos le ha generado.
He tenido ocasión de comentarlo con un par de amigos que también compraron acciones por primera vez y creo que todos sentimos lo mismo. Es de esas cosas que no se pueden explicar muy fácilmente pero que emocionan. He intentado explicaros a mi manera esa pequeña emoción: ser un poco más dueño de los sentimientos de uno mismo.
Buenas Noches y Buena Suerte.
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