Así se tituló la ya tradicional ristra de e-mails para planificar el fin de semana del 11 al 13 de abril en La Venta del Moro, alias el pueblo de Luis (que resultó ser el Moro de La Venta, pero a eso ya llegaremos). Del desplazamiento nada que destacar, yo iba sólo en el coche así que nada. Al llegar: frío, a ver listos, ¿es que no miráis el tiempo? Lo venía anunciando toda la semana.
Como Peña es melón se dejó una piececita de la Play que hasta que el Chikilicuatre no vino la pieza no llegó. Así que sesión de fotos, ya vamos de viaje hasta con portátil Bea, trivial amañado por parte del moro y cervecitas hasta que llegó el coche femenino (Andrés, Carmen, Marisa y Amparo). Entonces a hacer la barbacoa, el del chiki-chiki y Luis se jalaron una botella de vino asando a la intemperie, no era para menos. La noche transcurrió con una muestra de caballerosidad ejemplar: cedimos la victoria a las damas en el singstar en casi todas las ocasiones, yo me empeñé en ganar (uno que sigue siendo un niño). Eso sí, al Trivial de la Wii no pudimos más que aplastarles, fue inevitable.
El sábado a comer al río, me tocó hacer de Caparrós en un Furor improvisado, ganaron los chicos (empezaba a ser aburrido competir con ellas). Luego tanda de Wii, realmente el jueguecito del tenis es malo para el brazo. Y futbolín, qué risa, para esas horas ya contábamos con Esther y Rober que se unieron a la causa, de lo que sucedió durante esa hora mejor no hablar, muchas risas, Luis y yo arrasamos. Luego el Valencia, qué disgusto. Menos mal que nos duchamos y nos fuimos a cenar al bar de Mari: rabo de toro (coñas), oreja de cerdo (más coñas)... y las torrijas.
Luego a tomar la porno-tarta por el cumple de Marisa, unas copas y sesión de karaoke (agradecer a Peña su selección de música casposa). Por fin al pub, tan felices, ¿remember o es que esto sigue aquí de moda? Y de repente me vi al Peñita haciendo de las suyas (sinónimo de pescando) con unas mozas, "son las primas de Luis", me acerqué a ser cortés (lo cortés que es uno a las 4 de la madrugada) y de repente se me plantó un jurata para decirme "¿dónde vas?". Menos mal que me dejó pasar y hablar con unas señoritas muy majas. Risas, sevillanas con "La primavera trompetera ya llegó", conversaciones interesantes, el Cabeza a lo suyo... se vació el pub y el moro-jurata se transformó en guardia civil y dijo: "Esto está lleno de maromos, nos vamos a casa". Y a casa, donde alguien envenenó mi trozo de bollo, me las pagaréis bellacos. Eso sí, nació un grito por el camino: "An- Eaaaaaaaaaa- Andrés cabezón".
Del domingo: motos, comida de puyas y más risas. Y un propósito: repetir un finde inolvidable... Gracias al moro por su hospitalidad y a tod@s en general por convertir tres días en inolvidables. Sois los mejores.
Buenas Noches y Buena Suerte.
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