Si recordáis, en la crítica de De la tierra a la luna, de Julio Verne, os dije que era el segundo de los libros que había leído durante el viaje a Argentina. Todo tenía una razón, no juntar en exceso dos libros de Robert Harris, ya que no hace mucho publiqué la crítica de “El hijo de Stalin” de Robert Harris, una manía como otra cualquiera.
Patria (Fatherland, 1992), de Robert Harris, es quizás su mayor éxito, de crítica y de ventas. Llegó hasta tal punto el fenómeno que se adaptó por la HBO en una película y la BBC produjo una novela radiofónica.
La novela está fundamentada en una victoria de los alemanes en la II Guerra mundial, transcurre el año de 1964 cuando el inspector de la Kripo Xavier March acude al borde de un lago berlinés tras ser informado de un asesinato. El cadáver pertenece a Joseph Buhler un gerifalte del Tercer Reich. El ímpetu de March, su irreverencia con las estructuras del nazismo, y su curiosidad harán que pelee con las mismísimas SS por esclarecer la muerte de Buhler y los motivos que la produjeron. En este camino conocerá a la periodista americana Charlie Maguire.
Comenzaré mis argumentos a favor con la espectacular ambientación de la novela. Berlín ha crecido bajo los diseños de Albert Speer, arquitecto de las obras nazis, pero en grado superlativo, se ha convertido en la ciudad “capital del mundo”, con su gran salón, para albergar a 160000 personas. Ni qué decir que la sociedad sigue viviendo bajo la total manipulación del partido, se ocultan las guerrillas que hacen combatir al ejército en los Urales, se elimina a disidentes, se controlan las fronteras hasta el extremo y, por supuesto, se niega por completo el Holocausto, nadie pregunta por los judíos. Los aliados viven sometidos al dictado de Alemania, y están solícitos y predispuestos para aceptar y cumplir cualquier orden de Hitler.
Por un segundo, imaginad que hubieran ganado los alemanes, si no podéis hacerlo, leed esta novela. El autor mueve las fichas del tablero del poder nazi 20 años adelante con la hipótesis de la victoria alemana, algo así como una oda a la imaginación y un trabajo de chinos para jugar con tanta gente poderosa durante toda la novela. Harris vuelve a retratar perfectamente al totalitarismo, como os comenté en "El hijo de Stalin”. Pero además, perfila a un protagonista que se resigna a caer en sus garras, arriesgando a su familia, a su carrera y hasta su propia vida sin saber si el mundo que hay al otro lado de las fronteras será mejor que es universo totalitarista en el que vive.
Es una novela espectacular, de esas que hay que leer si os gustan los thrillers históricos, con intriga, con un trasfondo de crítica a los totalitarismos, y a las democracias occidentales, a Kennedy también le dan los suyo. Pero más allá de la crítica social, es una novela que conmueve por la lucha que mantiene su protagonista por lograr un mundo mejor a pesar de que nadie en su entorno parece querer lograrlo. Valoración: 8.5.
Buenas Noches y Buena Suerte.
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