Tras este título alguien podría pensar que voy a relacionar algún indicador en salud con alguna cifra económica, pero nada más lejos de la realidad. Hoy voy a narrar una de esas anécdotas que me suceden a diario en el maravilloso mundo de la botica.
Vino el otro día una señora, llamémosle Gurmensinda (Todo parecido con la realidad es pura coincidencia), la señora me contó que había cancelado el viaje que tenía previsto con el Imserso desde hacía tiempo:
- Es que a mi marío lo han operado.
- ¿Pero está bien? ¿Ha pasado algo?
- Sí sí, está bien. Le han operado de una hernia… no sé de qué clase.
- ¿Discal?
- No, fiscal no, de otro tipo. Crurá, creo que se llama.
Otra vez a practicar uno de los deportes laborales que más practico: la contención de la carcajada inevitable, que ya podría ser olímpica. Tras semejante esfuerzo, me quedé más tranquilo viendo que la hernia del marido de Gurmensinda no era fruto de la presión de la Agencia Tributaria. Hacienda somos todos, pero todavía no provoca hernias.
Buenas Noches y Buena Suerte.
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